De los sermones de San Antonio de Padua (I,16)
La palabra tiene fuerza
cuando va acompañada de las obras
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las obras. Cesen, por favor, las palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos repletos de palabras, pero vacíos de obras, y, por esto, el Señor nos maldice como maldijo aquella higuera en la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del predicador –dice san Gregorio– es poner por obra lo que predica». En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el que la contradice con sus obras.
Pero los apóstoles hablaban según el Espíritu les sugería. ¡Dichoso el que habla según le sugiere el Espíritu Santo y no según su propio sentir! Porque hay algunos que hablan movidos por su propio espíritu, roban las palabras de los demás y las proponen como suyas, atribuyéndoselas a sí mismos. De estos tales y de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías: Aquí estoy yo contra los profetas que se roban mis palabras uno a otro. Aquí estoy yo contra los profetas –oráculo del Señor– que manejan la lengua para echar oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños falsos –oráculo del Señor–, que los cuentan para extraviar a mi pueblo, con sus embustes y jactancias. Yo no los mandé ni los envié, por eso, son inútiles a mi pueblo –oráculo del Señor–.
Hablemos, pues, según nos sugiera el Espíritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que infunda en nosotros su gracia, para que completemos el significado quincuagenario del día de Pentecostés, mediante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y la observancia de los diez mandamientos, y para que nos llenemos de la ráfaga de viento de la contrición, de manera que, encendidos e iluminados por los sagrados esplendores, podamos llegar a la contemplación del Dios uno y trino.
Responsorio
- R/. El justo germinará como una azucena * Y florecerá eternamente ante el Señor.
- V/. Será alabado ante la muchedumbre de los elegidos. * Y florecerá.
- Himno Te Deum.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerle como protector en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo.
Himno
¡Salve, Antonio, venerado
con el bello lirio blanco,
el libro del Evangelio
y el Niño Dios en los brazos!
El candor en ti rebosa
del corazón a los labios;
con alma pura penetras
la luz del Verbo encarnado.
Sagrario de la Escritura
eres por el Verbo santo
martillo de la mentira
y bálsamo de apenados.
A ti los pobres se acercan
buscando pan y milagros,
porque eres pobre y sencillo,
hermano entre los hermanos.
Cristo solo es tu prodigio,
tu ciencia y poder sagrado,
Cristo en tu fe y tu deleite,
Cristo en tus brazos mostrado.
¡Honor a Cristo bendito,
presente en su pecho amado;
honor a Cristo en Antonio,
que en Cristo fue consumado!
Amén.