30 de julio de 2012

Lotería de Navidad 2.012


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18 de julio de 2012

Vídeo de la procesión, esquina Duque-Gral Marina


Un hombre bueno


A mi abuelo en la festividad de San Antonio 
- 13 de junio de 2012 -

Con este título quiero importar aquí el sentir de la gente de su pueblo en el día de su despedida. Así lo calificaban sus familiares, amigos y allegados: era un hombre bueno. Como nieto es difícil para mí, recoger en estas líneas sus vivencias y su personalidad. Intentaré hacerlo de la forma más objetiva y justa, despegando mi etiqueta como familiar suyo y lo describiré como uno más. Sirvan estas líneas como dedicatoria y recuerdo a mi abuelo.
Siento que sigue estando con nosotros, no se ha marchado, vive para siempre con su espíritu. Hablando de espíritu, cerró sus ojos el pasado lunes de Pentecostés, festividad de la iglesia católica que recuerda la venida del Espíritu Santo a los apóstoles. Él nos ha regalado su buen y sano espíritu. Espíritu luchador, optimista, alegre y solidario. Ha sido ejemplo de cómo tiene que ser un cristiano: entrega y amor a su hermano, sin pedir nada a cambio.
En cuanto a su trabajo, comenzó muy joven en la tienda de su padre en la calle San Roque. Él mismo nos contaba que allí hacía caramelos, pastillas de jabón y vendían de todo. Más adelante inauguró su tienda “Casa Peral” en la calle General Marina, donde empezó arreglando bicicletas y trayendo los primeros radios y televisores por Arahal. Gracias a Manolo Peral, el fútbol y los toros se podían ver en nuestro pueblo, porque situaba en el balcón un televisor para disfrute del público asistente en la calle. Era un incansable trabajador y amante de su tienda, de su clientela y de sus empleados como el recordado Juan Catalán, a quien trataba como uno más de la familia. Él no pensaba en jubilarse, disfrutaba con su tarea administrativa, dedicaba muchas horas a sus “papeles”, a su máquina de escribir Olivetti, sus libros de cuentas… Entre tanto, siempre dibujaba una media sonrisa en su cara, dulce y sincera. Eso tenía mucho mérito, nunca daba señales de estrés y ansiedad, como hoy día ocurre en tantos trabajos. Vivía y disfrutaba en su despacho, acompañado de noticias y tertulias radiofónicas, al igual que su periódico ABC, el cual leía y repasaba a diario desde hace muchos años.
Como he tenido la suerte de vivir junto a él, nunca se me olvidarán esas imágenes para la posteridad. Recuerdo verlo los domingos cuando venía de los Tres Gatos con su cartucho de “calentitos”, como a él le gustaba decir, y la prensa bajo el brazo. A pesar de no contar con estudios, era un hombre que demostraba una gran cultura y formación, interesado por los asuntos de actualidad. Después de desayunar, salía de paseo y acudía a misa con su esposa Luisa, a quien tanto amaba. Al mediodía iban juntos a tomarse una tapita y continuaban su paseo por la Corredera. Manolo y Luisa ha sido un matrimonio modelo que se han respetado y querido muchísimo. Han sabido disfrutar de los regalos de la vida: sus hijos, nietos y biznietos.
Como hombre polifacético desempeñó varios cargos de responsabilidad, tanto civil como religiosa. Varios años estuvo como concejal del Ayuntamiento de Arahal, durante esta etapa habría que señalar su trabajo por el establecimiento de la luz eléctrica y agua potable en la localidad. En sus conversaciones nos hablaba que en aquellos tiempos las mujeres aún iban por el agua a las fuentes y además, la pobre luz de las calles consistía en dos o tres platillos encendidos con una bombillita.
Por tanto, consiguió la instalación de farolas por las calles y el funcionamiento de la red de aguas.
Padrino en la bendición del Resucitado
Igualmente ejerció como miembro de juntas de gobierno y Hermano Mayor en sus hermandades de la Esperanza y San Antonio de Padua. En esta última llegó a permanecer hasta treinta años consecutivos como Hermano Mayor, donde luchaba por los más necesitados y ofrecía “el pan de los pobres”. Era muy devoto y fiel del santo paduano y amante de todas las hermandades y cofradías de nuestro pueblo, sin fanatismos ni favoritismos. Siempre comprometido con las parroquias locales, manifestando una fe sincera y fuerte como creyente. Muestra de ello ha sido en sus últimos días, cuando cantaba con su voz débil lo que más le gustaba: el Responsorio de San Antonio y el Himno Eucarístico (“Cantemos al Amor de los Amores”).
Gracias a él aprendí las oraciones y cantos de la iglesia, me transmitió su gusto por las hermandades y en especial, me presentó al Dios de Esperanza, a su Madre de las Angustias y a nuestro San Antonio Bendito, donde “eché los dientes” y en el que mantengo inolvidables recuerdos de la infancia junto a mi madre, camarera de la sagrada imagen.
Mi abuelo me ha demostrado ser un incansable seguidor y espectador en los conciertos que he ofrecido. Siempre que podía no se perdía ni uno, él se alegraba cuando le hablaban de su nieto pianista y lo felicitaban tras la actuación. Me siento orgulloso de haberlo visto disfrutar y gozar con mi música de piano.
Para finalizar y a modo de resumen, quisiera destacar su vitalidad y fortaleza, su sencillez entre los suyos sin destacar sobre los demás, sin hacer ruido, su constancia y regularidad, su felicidad y su entereza en sus últimos días, sin mostrar sufrimiento alguno. En los tiempos que vivimos nos tropezamos con pocas personas como él, Manuel González Gamboa, un hombre bueno. 


11 de julio de 2012

GALERÍA. ALTAR VIRGEN DEL CARMEN

Con motivo de la festividad de Ntra. Sra. del Carmen, la priostía de la Hdad. de San Antonio decidió trasladar la imagen de la Virgen del Carmen al altar mayor de la Ermita para su veneración.



FOTOS: ANDRÉS GARCÍA RODRÍGUEZ.